Primer día en Kyoto y nos hemos hinchado a caminar. La ciudad es más tranquila que Tokio, con un ambiente diferente, no sabría explicar exactamente en qué porque se parecen mucho, pero tiene un "aire" diferente. Quizás son las calles rectas y ordenadas o la cantidad ingente de templos y altares por todos lados, o que haya muchas más bicis y buses que metros (a diferencia de Tokio) pero se nota que estás en otra ciudad.
Bueno, vamos al lío. Primera parada: Paseo del Filósofo
Nos hemos levantado temprano y hemos cogido nuestro primer autobús en kyoto, por 500 yenes tienes un pase de un día que te sirve para toda la zona central de kyoto, por lo que cubre todas las zonas importantes a visitar. Hemos bajado lo más cerca posible de Ginkaku-ji, el templo que contiene el "Pabellón Plateado" y que es el inicio norte del paseo del filósofo. El templo está bastante bien, con estanques, puentes y jardines de arena (estilo zen), pero bastante abarrotado de turistas. La avenida que conduce hasta el templo está flanqueada de tiendas de recuerdos y diferentes tipos de comida, pero la que más nos ha llamado la atención era un pepino "espetado" y mantenido frío en hielo, que los padres compraban a los niños a modo de "snack refrescante".
Tras este templo hemos seguido la ribera del canal Shishigatani, que bordea las montañas Higashiyama (este), hasta el templo de Honen-in. Mucho más austero y sencillo que el Ginkaku-ji, pero también más tranquilo y repleto de rincones preciosos. Uno de ellos era una escultura hecha de esferas de roca en equilibrio y con la inscripción: escucha, piensa, acepta, practica, cree. A los tres nos ha dejado muy sorprendidos y nos hemos tenido que quedar un rato mirándola.
Para acabar este paseo de 1,5 km (sin contar lo que pateas para llegar a los templos y los templos en si), hemos visitado Nanzen-ji, muy parecido a los templos de Kamakura y Nikko (grandes puertas y templos) pero de materiales y acabados más sencillos. Además contiene un acueducto de la era Meiji que todavía se usa y varios jardines y subtemplos por los que merece la pena pasear.
Segunda parte: Gion y Pontocho
Tocaba descanso y comer algo, pero todos los restaurantes de la zona eran carísimos, así que hemos tenido que caminar un rato hasta la parada de bus más cercana y acercarnos al barrio de Gion. Allí hemos tomado unos oyako-don y un tanin-don y hemos recorrido las calles llenas de ochayas (casas de té), restaurantes y otros negocios del ocio. Hemos visto la puerta principal del santuario Yasaka (dónde se organiza el Gion Matsuri) pero como estábamos un poco saturados de templos hemos preferido seguir disfrutando del Gion y dirigirnos hasta la calle Pontocho, también lleno de casas de dos plantas de madera que albergan todo tipo de negocios, pero sobretodo restaurantes, bares y casas de té. Como todavía era un poco pronto hemos descansado un rato en la ribera del río Kamo y hemos hecho algunas compras para esperar que se hiciera de noche y volver a pasear por Pontocho y Gion con todas las farolas y carteles encendidos, una auténtica pasada, pero cuidado con los taxis y las motos que van bastante rápido!!
Mañana más paseos por Kyoto y sobre todo, por la noche... el Daimonji!!! ;) (Si no sabéis lo que es y queréis averiguarlo... volved mañana :P)
Destacado del día: Todos los templos están cuidados por un nutrido grupo de jardineros y técnicos (sospechamos que son jubilados voluntarios pero no lo sabemos seguro) y hemos podido comprobar de primera mano que para cuidar el templo arrancan las malas hierbas con las manos, una a una, para no dañar el resto de plantas!!!! Nos hemos quedado muy sorprendidos porque además eran todos bastante mayores, estaban todo el rato de cuclillas y hacia un calor matador... unos auténticos campeones, vaya.
Un abrazo a todos!!
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